jueves, 8 de noviembre de 2012

Los jóvenes y el voto optativo

POLÍTICA


A principios del mes de agosto de este año, se envió al Congreso un proyecto de ley que proponía reformar el código electoral de manera que los jóvenes de entre 16 y 18 años puedan votar en las elecciones cada dos años.

Dos meses después, en una sesión al filo de la medianoche, la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que habilita el sufragio a partir de los 16 años. Sin embargo, los únicos que votaron fueron los legisladores del Frente para la Victoria (FPV), ya que toda la oposición se había levantado del recinto en medio de una polémica por el discurso del legislador kirchnerista Andrés Larroque, quien apuntó duro contra el Frente Amplio Progresista (FAP) y habló de "narcosocialismo".

En el medio, las barras de jóvenes de La Cámpora, la JP, Nuevo Encuentro y el grupo Unidos y Organizados, alentaban al diputado oficialista y abucheaban a los opositores.

Una vez aprobada la ley, se informó que el número de jóvenes que podrán votar será de 1.415.195 votantes, lo cual representa un 4,8 por ciento del padrón.

Nos preguntamos una y otra vez por qué esta ley se aprueba nueve años después de que el kirchnerismo ingresó al Gobierno, y no se propuso en el 2004, 2005 o 2006, años en que la imagen del Gobierno era algo más positiva. Además, si quisieran simplemente darles un derecho, podrían haber elegido la opción de que la ley entre en vigencia luego de las elecciones de 2015; de ser así, no quedarían dudas de que no es otro intento de permanecer en el poder, y que, en vez de pensar en las próximas elecciones, estarían pensando en las próximas generaciones.

Por otro lado, el tema de los jóvenes y la educación es preocupante. Según una evaluación de la UNESCO, el 50% de los jóvenes no termina el secundario en Argentina. Y además, el 50% de los adolescentes de 15 años no comprende lo que lee. Esta, y otras situaciones como la falta de empleos para los jóvenes y, para aquellos que tienen trabajo y estudian, tener que lidiar con el alto costo de vida (que aumenta todos los días), genera que se cuestione realmente cuál es la intención por parte del Gobierno de promulgar una ley como esta, y no resolver otros problemas que también involucran a los adolescentes.

Durante estos años, muchísimos chicos de entre 16 y 18 años, e incluso menores, se metieron en agrupaciones políticas. El Gobierno no hizo más que avalarlos y, en vez de incentivarlos a estudiar y realizar talleres fuera o dentro del colegio (como el arte, el teatro, aprender idiomas, dibujo, computación, etc.), los estimula para que tengan una opinión política antes de que se formen y sepan cosas fundamentales que tienen que ver, principalmente, con la ciudadanía. Además, fomenta la participación política temprana llevando a agrupaciones afines al kirchnerismo como “La Cámpora” a jardines, primarias, y escuelas medias, para hablar de “ella” o “él”.

Por último, se debería incluir en el presupuesto un proyecto educativo fuerte que, además de arreglar la infraestructura de todas las escuelas, tenga como objetivo lograr que ese 50% de jóvenes que no puede comprender un texto, revierta esa situación y así pueda, en un futuro, prepararse para elegir un candidato presidencial. Y eso no se logra fomentando la participación política y las ideologías “revolucionarias” en la escuela, sino enseñando y logrando que los pibes se pongan a estudiar. Por otro lado, es indiscutible que el contexto social de muchos de esos jóvenes no ayuda, por eso también se tendría que empezar por esa parte, que parece ser la raíz de este gran problema.


© Francisco Mallieri

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