lunes, 12 de noviembre de 2012

8N: histórica manifestación

SOCIEDAD


Como ya estaba previsto, el pasado jueves  8 de noviembre, en una movilización sin precedentes en la gestión del kirchnerismo, algo más de medio millón de personas en la Ciudad y casi un millón de personas en el resto del país se manifestaron en contra de las políticas de la presidente Cristina Fernández.

Previamente, el 12 de septiembre, se había dado de manera “espontánea” un cacerolazo un tanto menor al ocurrido el jueves, pero con una sorprendente presencia. En el mismo, los carteles y los cantos eran variados, pero, al igual que en el llamado “8N”, todos los manifestantes tenían una razón en común: el total rechazo a las políticas implementadas por el Gobierno Nacional (¿y popular?).

 

Entre los mayores reclamos y quejas, se encontraban: la inflación, la inseguridad, el no a la re-reelección, la devaluación, mayores libertades económicas, independencia judicial, justicia, no a una reforma constitucional, no a la corrupción, reducción de la pobreza, educación, 82% móvil, aumento de sueldos, no al asistencialismo, no al clientelismo, no a la impunidad, entre otros. Las pancartas eran miles y muy variadas, pero un único objetivo: el gobierno “K”.

Se produjeron movilizaciones alrededor de todo el país, en ciudades como Río Gallegos (Av. Presidente Dr. Néstor C. Kirchner y Av. San Martín), Neuquén (Monumento a San Martín), Comodoro Rivadavia (Plaza San Martín), Bariloche (Centro Cívico), Santa Rosa (Plaza San Martín), Córdoba (Patio Olmos), Santiago del Estero (Plaza Libertad), Tucumán (Plaza Independencia), La Rioja (Casa de Gobierno), Salta (Plaza 9 de Julio), Paraná (Plaza 1º de Mayo), Rosario (Monumento a la Bandera), Posadas (Plaza San Martín de Posadas), Jujuy (Plaza Gral. Belgrano), San Juan (Plaza 25 de Mayo), Mendoza (Peatonal Sarmiento y Av. San Martín), San Luís (Plaza Pringles), entre otras.


En la Provincia de Buenos Aires también hubo gran repercusión. La manifestación tomo lugar en ciudades como La Plata (Plaza San Martín), Bahía Blanca, y Mar del Plata (Palacio Municipal). Dentro del Conurbano Bonaerense se hicieron escuchar las cacerolas en La Matanza (Plaza General San Martín), Lanús (Av. Hipólito Yrigoyen), Olivos (Avenida Maipú desde Corrientes hasta Yrigoyen), Lomas de Zamora (Plaza Grigera), entre otras.
 

Argentinos residentes en otras partes del mundo también acompañaron esta masiva manifestación: Barcelona, Madrid, Londres, Sidney, Nueva York, Paris, Los Angeles y Chicago, fueron algunas de las ciudades que se sumaron.

A veces sería fantástico si los dirigentes tomaran nota de algunas de las cosas que pasan en el país, sobre todo si se da la manifestación más grande del 2003 a la fecha.

Algunas de las declaraciones de funcionarios kirchneristas como Anibal Fernández nos ayudan a entender el porqué de la bronca de la gente. "Lo que no logro es comprender el mensaje hacia dónde va", dijo el senador, en Primera Mañana, Radio Mitre. Luego agregó: "La protesta, ni me quitó el sueño el día de ayer ni me quita el sueño el día de hoy". Lo que quizás este hombre no logra entender es que la Argentina es una sola, y que el objetivo de un Gobierno es lograr la felicidad y el bienestar de la gente. Sin embargo, lo único que logran con esto es dividir más a la sociedad, polarizarla, y generar enfrentamientos entre clases. Decir que no te quita el sueño, o mejor dicho, que no te importa que casi un millón de personas pertenecientes, en general, a la clase media, se manifiesten en contra de tus políticas, es de necio. Necio e ignorante.

Mientras tanto, la clase trabajadora no ve ninguna oportunidad de avanzar, ya sea con un crédito para una casa, un auto nuevo, ahorro sin tener que comprar dólares, viajar, etc. Al contrario, el Gobierno intenta tomar todas las medidas posibles para mantener el consumo constante, prohibiéndole el ahorro a la gente de tres maneras: inflación, cepo cambiario, impuesto a las "ganancias". Mientras ellos sigan en el Poder, claramente las politicas van a ser las mismas, y no se ve ningún otro panorama a futuro que no sea la hiperinflación.


© Francisco Mallieri

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